Nacemos desnudos. Bañados en sangre, baba y pus. Amarrados todavía por un cordón de vísceras al útero, lugar que nos hizo crecer hasta recién. Y llorando de miedo por lo que vendrá.
Y cada comienzo se llama por eso renacer. Porque empezamos sin nada, bañados en porquería, amarrados aún a lo que éramos, y llorando de miedo por lo que seremos.

1 comentario: