Basta de amar, temer y partir

Hoy supe que en catalán a los nenes, desde chiquititos, y a nosotros, extranjeros tratando de aprender el idioma (por necesidad más que por pasión), se les enseña a conjugar desde tres verbos básicos: comprar, correr y leer (comprar, córrer, llegir). De eso se trata este idioma, de hablar desde ahí. De eso se trata este pueblo, de vivir desde ahí. Comprar para acumular cada vez más y necesitar cada vez menos. Correr para no enfrentar. Leer para no escuchar.
Tal vez los castellanos seamos un poco dramáticos, pero a mí me enseñaron a usar la boca desde otros tres lugares más honestos: amar, temer, y partir.
Así me enseñaron a hablar, y así me enseñaron a ser. Amando, temiendo y partiendo. Aunque pienso ¿por qué tanto fatalismo? ¿Por qué esos tres verbos? ¿Por qué no disfrutar, creer y reír? ¿O gozar, agradecer y seguir? Tal vez porque así fuimos, y así seguimos siendo. Mi país fue hecho por gente que amó lo que tuvo, luego temió, y partió para algo mejor. Y por eso fue fundado por castellanos, y no por catalanes, porque a ellos no les enseñaron a vivir amando, temiendo y partiendo.
Así nos paramos ante la vida, porque así se pararon desde siempre los que hablan nuestras palabras, y conjugan nuestros verbos.
Y yo, diminuta e intrascendente para toda una cultura, después de haber amado bastante, de haber temido lo suficiente, y de haber partido, pensé que ahí terminaba todo. Partiendo. Y que después solo restaba mirar para atrás con melancolía y añoranza. Pero ahora aprendo que en verdad también se puede vivir desde otras palabras. Otras palabras que me vuelvan a iniciar, otras palabras desde donde mirar todo. Para que el mundo no se acabe después de partir. Palabras como enseñar, aprender, y compartir.
Enseñar. Aprender. Compartir.
Después de partir viene eso. Se vuelve a empezar, como un ciclo, pero con otros verbos nuevos. Es eso lo que viene después de partir.
Y de eso es este viaje. Mi viaje. De aprender, de enseñar, de compartir.
Y después de compartir será disfrutar, creer, y reír.
Y después de reír será gozar, agradecer, y seguir.
Y así siguiendo.

1 comentario:

  1. Me volvieron a sorprender tus palabras, soy catalán de familia castellana más concretamente del centro de España que vinieron en la dictadura franquista.Catalunya les abrió los brazos y les dió trabajo, estabilidad y felicidad. Yo de habla castellana aprendí de muy pequeño el respeto, la tolerancia, el amor a las lenguas y a la cultura, mi cultura y la cultura que deben respetar todos aquellos que vengan a mi tierra, como lo hicieron en su día mis abuelos y mis padres, soy bilingüe y hablo mis dos lenguas sin ningún tipo de problema, en mi opinión deberias haber intentado aprender catalán desde el amor y el respeto y no por obligación, debes entender que aqui en BARCELONA se convive con dos lenguas que todo el mundo debe saber, entender, amar y respetar. A los catalanes nos enseñan el amor, el respeto y a ser felices, por algo somos una sociedad abierta, libre y respetuosa.

    Otro error creo de tu parte, un beso.

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