hipocresía
(del griego ὑποκρισία)
1. f. Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios
a los que verdaderamente se tienen o experimentan.
(del griego ὑποκρισία)
1. f. Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios
a los que verdaderamente se tienen o experimentan.
Mucho antes de ni siquiera soñar con venir a España, ya estaba completamente enamorada de Federico García Lorca, cuya poesía me erizaba los pelitos de los brazos y me hacía llorar de belleza en mi adolescencia. Y llevo todavía hoy bien presente, como metáfora romántica de la tortura y la locura, una de las primeras poesías que conocí de él, La cogida y la muerte, que por fragmentos gemía:
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde,
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde,
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
El 28 de julio del 2010 el Parlamento de Cataluña ha prohibido las corridas de toros dentro de su territorio a partir del 01 de enero del 2012, como resultado de una Iniciativa Popular Ciudadana avalada por 180.000 personas, y la consecuente votación Parlamentaria en donde 68 diputados estuvieron a favor, 55 en contra, 9 se abstuvieron, y 3 estuvieron ausentes. (Discutidito, el asunto.) Así, Cataluña se convierte en la segunda comunidad española en vetar estos espectáculos, orgullosa de prohibir la tortura y defender los derechos de los animales.
Sin embargo, nada se dijo en contra de los correbous, porque supuestamente a los toros de estas fiestas no se les da muerte, cosa que no es verdad, y porque los correbous son festejos reconocidos como “autóctonos”. Y con esta palabrita mágica el aire se tiñe de un olorcillo indisimulable a nacionalismo catalán. Si bien la prohibición de las corridas nació de una Iniciativa Popular, alcanzó para el oportunismo del espíritu catalanista radical.
La tauromaquia o lucha con toros tiene su origen en la Edad de Bronce, pero busca su expresión más moderna en estas famosas corridas de toros, que nacieron en España en el siglo XII y si bien se practican en algunos países latinos de Europa y de América, son hoy en día tan Españolas como Paquirri. Hasta la segunda mitad del siglo XVIII se hacían a caballo y eran rudimentarias, pero una vez prohibido el caballo e introducidas algunas novedades vasconavarras y andaluzas (como los saltos, las banderillas, y las capas para engañar a los toros) se comenzó su práctica en el sentido moderno y profundamente español que conocemos hoy día. Sentido español que pareciera nada tiene que ver con Cataluña. Tal vez porque recién un siglo después se inaugura por primera vez una plaza de toros en la Barcelona Capital (Antigua Plaza de Toros de la Barceloneta, en 1834); y porque hoy día, pronta a cerrar sus puertas la última plaza que funciona (inaugurada en 1914, la Plaza Monumental de Barcelona), la visitan por corrida no más de 200 personas. Tal vez porque hace más de cincuenta años Cataluña se adueñó del burro, mientras el resto de España se adueñaba del toro, levantando noventa siluetas del famoso Toro Osborne en todas las carreteras del país (excepto por supuesto en las catalanas, que supo tener solo una de estas figuras gigantes en El Bruc, y hace un año fue derribada por cuarta y última vez por activistas del nacionalismo catalán). O Tal vez porque haya tantos espirales en la reconstrucción de la tradición de estas corridas que ya no se sepa bien qué es propio del país que está por fuera de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona, y qué del que está por dentro; y por las dudas, si no se sabe mucho de su origen debe ser que no es bien propio.
Los correbous, en cambio, son bien tradicionales y bien Catalanes. Nadie duda de su origen ni su ancestralidad. Y por eso parece que nadie los cuestiona. Se llaman “corridas de bueyes” según su traducción, pero para que nadie se equivoque con las otras corridas (estas que no son puramente catalanas) en castellano se les dice “encierros”. Se celebran mayormente en la provincia de Tarragona y los hay de varios tipos. Uno es “el toro de fuego o toro embolat”, en donde se le pone al animal material inflamable en los cuernos y luego se lo prende para que corra desesperado por el pueblo, mugiendo locamente mientras intenta apagarse, sufriendo por las brasas que le alcanzan el cráneo, el lomo y los ojos dejándolo ciego. Otro es “el toro capllaçat”, en donde se ata al toro por los cuernos y se lo arrastra por el pueblo ante los golpes de la gente, haciéndolo sufrir graves traumatismos y desgarros en los músculos del cuello. Otro es el “toro al mar”, que no necesita demasiada explicación salvo la aclaración de que varias veces es el propio toro el que se tira desesperado por la persecución furiosa de la gente. Y otros son los llamados encierros simples, considerados de naturaleza “suave”, donde los toros, vacas o vaquillas recorren las calles recibiendo golpes de los participantes con palos o varas, sin poder defenderse porque llevan los cuernos afeitados, chocándose contra objetos en su camino o resbalando con el agua o el aceite que les tiran a los pies, reventados de cansancio, hasta que terminan en una plaza donde son capeados, toreados, o muchas veces mueren de agotamiento o ataques al corazón debido al estrés y al sobreesfuerzo.
Y todo ello se puede seguir celebrando, en Cataluña, tanto antes como después del 01 de enero del 2012, porque se lo considera “autóctono”. Y porque, contrariamente a lo que se practica en las corridas de toros que se acaban de prohibir en el Parlamento, aquí el toro pareciera no sufrir…
Como catalana que soy, me avergüenza que se prohibieran las corridas de toros y en cambio los correbous no. A pesar de todo, comprendo que hay que ir paso a paso y que una vez prohibida la tauromaquia seguro que antes o después se prohibirán también el resto de "espectáculos" en los que se maltrata a un animal. Lo importante es que ya se ha dado el primer paso.
ResponderEliminarUn saludo.
Vuelvo a comentar, veo que has vivido en una irrealidad aqui en Barcelona, yo federatario, he recogido firmas contra TODO espectaculo de sufrimiento animal en Catalunya, otra cosa es, que los políticos nacionalistas e independentistas radicales, hayan utilizado mal nuestras firmas y hayan querido hacer pensar al resto de España que queriamos tradiciones catalanas si y las españolas no, LA SOCIEDAD CATALANA LUCHA CONTRA TODO EL MALTRATO ANIMAL, NO MANIPULES A NUESTRA GENTE!!!!!!
ResponderEliminarBASTA DE MENTIRAS!!!!
Respuesta a anónimo:
ResponderEliminarHola! Seguro que eres Alex, que me has dejado comentarios en otras entradas.
No sé si estoy de acuerdo con que me trates de manipuladora y mentirosa. Primero y principal, porque mis artículos no salen publicados en la primera página de El País, sino en un blog personal con muy pocos seguidores, en donde por todos los rincones se aclara que todo lo que se dice aquí es una apreciación subjetiva y personal (pues de eso se tratan los blogs verdad?), por ende es medio difícil manipular a nadie desde aquí. En segundo lugar, yo estoy hablando de la actitud hipocrita de prohibir una cosa sí y la otra no, y me parece que es claro que estoy hablando de los políticos nacionalistas e independentistas radicales y NO del pueblo. De hecho, aunque a tí te parezca que viví en una burbuja yo me hice muchos amigos catalanes y todos opinaban que también había que prohibir los correbous y que era muy hipócrita el discurso por el cual no se los había tocado en la discusión de la prohibición. Yo estoy en contra de ESE discurso: de los políticos catalanes que salieron en los medios minimizando la tortura taurina de los correbous.
Leyendo tus comentarios pienso: o me queda realmente mucho por crecer tratando de expresar mis ideas porque evidentemente no se entienden, o tú estas tratando específicamente de buscar cosas en mi discurso que agredan a tu cultura. Como diría mi hermana: "Amigo, no te lustres los zapatos que la foto es carnet".
De todos modos son bienvenidos los comentarios y los choques, que para eso escribe uno, para generar cosas en los demás. Si no quisiera esto dejaría todo lo que escribo guardado en un cajón.
Así que te agradezco a pesar de todo. :-)
Pepa