La claridad del cielo venía amenazando desde hacía rato, y el mar ya estaba hecho de mercurio liviano. De golpe se escuchó un gemido y un cristal destrozarse (grave, a lo lejos). Así asomó el sol, rojo intenso y tan irreal como un coágulo de lava.
Fue creciendo el día.
Me abrazaste.
-¿Qué pasa? ¿Qué pensás?
- No pienso nada -dijiste-. Estoy apretando REC.
Ahhh, que bonito. A eso le llamo yo crear efemérides propias. Me encantó.
ResponderEliminarSaludos, sigue precioso tu blog! Ya te enlacé al mío y te sigo. Te aseguro que no se me va a perder más!