Extraño todo lo que no es

Estoy empezando a darme cuenta el por qué de los qué. Ya pasó el tiempo del encantamiento y la idealización, el tiempo de estar asqueada de mi país y enamorada de todo lo que estuviera por fuera sus fronteras, y ahora empiezo a darme cuenta de que algunas cosas son una cosa, y algunas otras cosas son otra cosa.
En Barcelona, me gusta el orden, la responsabilidad y el civismo de la gente. Me gusta que los completos desconocidos no descarguen su agresividad y su frustración autoprofesada, porque sí, en mi cara. Me gusta que los servicios y organismos públicos funcionen, y funcionen bien. Me gusta que la gente no me mire ni me juzgue gratuitamente por la calle. Me gusta que los que me desconocen por completo me respeten. Me gusta haber perdido la costumbre de viajar en metro con una mano en la cartera, y de agarrar fuerte mi mochila o mis bolsas cuando voy por la calle. Me gusta la tranquilidad y la facilidad con que todos siguen las reglas. Me gusta que los crímenes de cualquier tipo no sean moneda corriente. Me gusta no escuchar todos los días la cantidad de gente que muere acribillada en su propia casa, luego de ser robada y torturada, por menores de once años. Me gusta no sentir constantemente miedo, me gusta no sentirme constantemente amenazada, me gusta no sentirme constantemente agredida. Me gusta escuchar todos los días condenas hacia el pensamiento machista, y hacia el pensamiento homofóbico. Me gusta no estar rodeada de gente que ensalza el machismo y la homofobia. Me gusta haber descubierto que caminar por una ciudad de noche y en soledad es hermoso, me gusta que mi vida no corra peligro mientras lo pruebo. Me gusta que los periódicos hablen de todo un poco, y no solo de corrupción, muerte, crimen, ensaladas políticas, enriquecimientos ilícitos, alianzas de poderío, tasas de delincuencia, tasas de desocupación, aumento de las villas miseria, aumento de la clase baja, aumento de la clase alta, desaparición de la clase media, marchas, huelgas, disgustos, represión, insatisfacción, infelicidad. Me gusta haber perdido la costumbre de desear que se mueran unos cuantos. Me gusta haber aprendido que lo más efectivo es desearles que sean felices.
Me gustan las calles de Barcelona. Me gusta la playa. Las comodidades. El movimiento “progre” y “sociata” de la ciudad. Me gusta. Me gusta todo. Y lo vivo y lo disfruto a más no poder. Día a día. Con una gratitud indescriptible.
Pero nada de esto es mío. Nada.
En la calle solo veo caras extrañas. Lenguas y acentos diferentes. Lugares ajenos.
Barcelona es una fiesta, y yo estoy invitadísima. Pero no conozco al que la organiza. Ni al dueño del lugar. Ni al que sirve bebidas ni al que pasa la música. No conozco al resto de los invitados, y bailar sola a veces resulta aburrido. Y triste.
Los turistas se divierten, y se sienten como en casa. Pero ¿quién no se siente dueño de todo cuando está de vacaciones?
Me gustan todas las cosas que tiene esta ciudad para ofrecerme. Pero no son cosas mías, y no puedo quedarme acá solo para disfrutarlo. Lo único que hago es desearle las mismas suertes a mí lugar. No puedo decir “odio Buenos Aires que no tiene todo esto” y “elijo Barcelona porque sí lo tiene”; lo único que quiero es que Buenos Aires algún día también las tenga. Esperar que llegue ese día, en que pueda dejar de comparar. Tratar de construir todo esto. Para tenerlo, y disfrutarlo, y entonces estar orgullosa de mi ciudad y de mi país.
Hace un tiempo Martín Espinach me dijo “de Argentina solo extraño una cosa, y es todo lo que no fue”. Recién ahora empiezo a entenderlo.

2 comentarios:

  1. Qué reflexión maravillosa. Estás en un momento en que no sos de ninguno de los dos lugares, y eso también duele. Te fuiste de Argentina buscando algo mejor y ahora que lo tenés buscás tu lugar. Y tu lugar no se reemplaza. Disfrutá y mucho. Acá te seguimos leyendo

    ResponderEliminar
  2. Ufa! te estaba escribiendo casi un testamento de comentario, y se me pifió la compu!

    Te cuento que te sigo hace un tiempito y me gusta como escribís, como te expresás.

    Un abrazo fuerte de una emigrada (se dice así?) igual que vos.

    ResponderEliminar